PASEO EN COCHE UNA TRADICION EN EL OLVIDO

Publicado en por Sr. Francisco Serrata

Si la cantante Maridalia Hernández decidiera venir a Santiago de noche y pasear en coche tendría que cantearse con dos billetes de cien pesos y ser conducida por un jovencito de cejas rasuradas y un aretito brillante en la oreja derecha. El tiempo le arrebató formalidad al oficio que inspiraba elegancia en los años 40 y cincuenta del siglo pasado. Sólo ventitrés coches recorren Santiago, la ciudad que palpita en el corazón del país. De este antiguo instrumento de transporte utilizado, en principio, para mudanzas, trasladar a parturientas y acarrear en sentido general a la vecindad cibaeña, se atesora la tradición de airearse la vida montada en el vehículo de ruedas tirado por un caballo a la sombra de las amapolas y los campanarios citadinos.Callejear por el parque Duarte, subir la calle Del Sol y avistar la Catedral de Santiago a bordo de un coche cuesta entre 200 y 500 pesos dependiendo de la duración; la “pinta” del cliente o la habilidad de regateo del mismo. No hay tarifa fija pero el pago oscila entre estos valores. El antiguo cochero y hoy dueño de diez unidades, Víctor Borbón, alias Candito, informó que en diez horas de trabajo (parten al Monumento a las 3:30 pm) cada conductor puede ganar entre 300 y 1,500 pesos.“En verano se gana más porque vienen muchos niños y niñas de pa’ fuera y sus madres lo llevan al Monumento a pasear en coche”, aseguró el empresario del oficio que empezó, para su orgullo, en Bella Vista, el barrio donde nació.El más fríoDiciembre es el mes más frío del año y entre junio y agosto la época en que se bañan en “cuartos”. Si en treinta días de trabajo, un cochero “levanta” 200 pesos diarios (a veces no hace nada), ganaría 6,000 pesos al mes.Valorando la media entre 200 y 1,500 diarios (pues hacen servicios especiales como bodas y participan de patronales) un sólo cochero puede recibir al año hasta RD$237,250. Esta cifra sin contar los días “malos”, los servicios especiales (bodas) o los frutos de traslados a Dajabón, Santiago Rodríguez, Mao y otros puntos donde pasean la gente en las patronales.Antes, los conductores estaban agrupados en el Gremio de los Cocheros. La organización se desvaneció, según Candito, por el mismo caminito en que se perdió el respeto en la vestimenta y comportamiento. “Antes, un cochero iba enflusa’o y con kepi, uniformado de amarillo. No se permitían tenis. Ahora van como quiera, hasta en chancletas”, comenta dolido.Borbón, Candito para el pueblo, vive en Arroyo Hondo, al sur de Santiago. Es cochero desde los trece años y en esa época “lo hacía de noche porque no tenía cédula y la Policía me llevaba preso”.


La dueñaCarmen Rosa Tavárez vive en Bella Vista, del otro lado del río Yaque (la parte no inundada por la riada de hace un año). Es dueña y administradora de dos coches. El amor por el carruaje tirado por un cochero que antes “andaba ensacado y con corbata” lo heredó de su esposo Jorge Rozón Borbón, quien a su vez bebió la tradición inculcada por su padre.


Azul y rojo son los tonos de los coches de Carmen Rosa, quien ha inculcado a su hijo Josué el amor por las ruedas y la silla donde tal vez sueña guiar las riendas. El niño aprovecha el lente para dejar constancia de su apego. Los coches de la dama son utilizados tanto para servicios breves como para transportar un séquito matrimonial.El alquiler en fechas especiales cuesta entre RD$1,500 y 2,000. Si el coche es nuevo cuesta 100,000 pesos, porque “lo hacen de roble, de madera buena”, dijo. En lo que preparaba una berenjena asada, Tavárez contó que las tarifas no son fijas porque siempre el público pide rebaja.La dama también recibe un pago pequeño por llevar en la ventanilla la insignia de la empresa Adames Comercial, la cual se anuncia en los coches desde hace décadas.El esposo de Carmen Rosa fue cochero por mucho tiempo. Así como ella cuida las macetas de la terraza, vela y mantiene como una tacita, las ruedas, asientos y techado del coche, siempre parqueado frente a su galería.

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